Había un señor que tenía un perro que dormía debajo de la cama de él. Cuando este señor escuchaba ruidos raros, metía la mano debajo de la cama y, si el perro le lamía, era porque todo estaba bien.
Una noche, el señor oyó un ruido de goteó proveniente del baño. Metió la mano y el perro le lamió. Más tarde, seguía el ruido y el perro le seguía lamiendo. Le lamió como cinco veces antes de que el señor ya se asuste y corra al baño a ver que pasaba.
Al llegar al baño, vio al perro degollado y colgado con la cortina de baño. El goteo era de la sangre que le caía. Con la misma sangre, el señor vio escrito en el espejo:
"EL DIABLO TAMBIÉN LAME"
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ResponderEliminarLo escuche en "La Mano Peluda"
ResponderEliminardesde México.
Saludos a todos