miércoles, 9 de enero de 2013

Catedral de Cuenca

Sobre la Catedral de Cuenca hay una leyenda según la cual Constanza de Aragón, hija de Alfonso de Aragón y reina viuda de Hungría, tuvo muy mala salud desde los 14 años. Devota de San Julián, desahuciada por sus médicos, quedó sumida en un profundo sueño cuando se encomendaba a Dios pidiéndole que le sanase. En este sueño tuvo la visión de San Julián revestido de pontifical, quién le aseguro que curaría de sus dolencias si enviaba a la Catedral de Cuenca a recoger una de las cestillas que había dejado allí (la cesta es uno de los símbolos del Grial), y que una vez en sus manos sanaría de inmediato.

Recobrada de esta manera su salud, pudo casarse por fin con su prometido, el rey de Sicilia Federico, electo emperador de Alemania en 1210 y coronado por el papa Honorio III en 1220. La emperatriz Constanza falleció ese mismo año, por esta razón es altamente probable que la ampliación de la Catedral fuera patrocinada por el propio Federico II a partir de esa fecha.

Otra leyenda referente a Catedral es la hipótesis que la relaciona con una de las profecías de Michael Nostradamus (15031566), médico y astrólogo francés de ascendencia hebrea, que alcanzó gran fama y prestigio después de que alguna de sus profecías se hubieran cumplido y que relaciona la Catedral de Cuenca, tal y como recoge Rodrigo de la Luz en su obra: “El misterio de la Catedral de Cuenca”, con el templo de Nostradamus, donde se guarda el tesoro, que lo identifica con la promesa Apocalíptica de la salvación, en el que se producirá la salvación física de la sangre humana en el cataclismo final.

Nostradamus predice que los que se refugien en él durante el Cataclismo, recibirán menos daño que las rocas que lo rodean, mediante el mensaje recuperado por alguien que se distinguirá por sus orejas.

C3VI

En el templo cerrado el rayo penetrará,
Los ciudadanos extenuados en sus fuertes:
Caballo, bueyes hombres la onda los tecará
Con hambre, sed los más débiles armados.

C8, XXIX

En la cuarta columna se consagrara a Saturno,
Por tierra temblante y deluge partido
Bajo el edificio Sturnino encontrada urna,
De oro Capión contento y luego rendido.

C1, XCVI

Aquel que tendrá a su cargo destruir,
Templos y sectas cambiados por fantasía:
Más a las rocas que a los vivientes dañará,
Mediante lenguas adornada con orejas recogidas.

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