De origen tobelio y musulmán, Cuenca, fue emplazada estratégicamente en el espolón formado por un cogollo de piedras calizas cretácicas, encasillada en la cima de un excepcional reducto natural. En aquel inigualable lugar donde esta asentada, arranca la típica fisonomía urbana conquense con sus altas casas colgadas de los peñascos y sus estrechas y tortuosas calles, originando un bello y espectacular paisaje, verdadero capricho de la madre naturaleza, adornado por fantasmagóricas y caprichosas piedras, simulando legendarios monstruos de otros mundos y galaxias.
La estructura del terreno rocoso y desigual obligó a una construcción atrevida e irregular en los edificios que tiene Cuenca en las Hoces, aunque de manera especial a la del Huécar. Apoyataban las casas y esto ofrecia un conjunto muy original, pintoresco e insólito desde los primeros "rascacielos" del Barrio de San Martín, pues hay casas con salientes irregulares que dan una idea de la originalidad de la construcción de aquella época ancestral de los primitivos conquenses tobélicos y musulmanes.
Desde el citado barrio hasta la "Peña Corba" ubicada sobre el Puente de San Martín, en el río Huécar, existieron infinidad de "casas voladas" (así llamadas en principio) que coronaban todas las riscas o prominencias rocosas, con originales y bellos balcones de madera, los cuales estaban "volados" en el vacio. Era una simbiosis de roca y morada, en donde se apreciaba una verdadera muralla de edificios, más propios de historia de ficción, simulando sus construcciones "altas cañas" con ventanas, en donde se premiaba la verticalidad y el desafío a las leyes de la gravedad.
El hacinamiento de casas en la parte alta de Cuenca asentadas sobre aquellas prominencias rocosas que se levantaban hacia el infinito como altos "rascacielos" y fachadas con sorprendentes miradores, eran consecuencia de la necesidad de buscar un espacio donde morar, ya que el poco terreno que la ciudad disponía no era sufuciente para construir edificios que daban a la Hoz del Huécar ofrecían sus balcones salientes con el fin de ganar espacios "volados" y de ahí las "Casas Voladas", denominadas en pincipio.
Hasta nuestros días han sobrevivido las famosas y legendarias "Casas del Rey", a las cuales nosotros llamamos CASAS COLGADAS. Sólo hay tres reconstruidas en diversas etapas del siglo actual, en donde se albergan el Museo de Arte Abstracto y un típico y famoso mesón. El resto de aquel buen número de "casas voladas" fueron pasto del tiempo y de la penuria de los hombres por permitir su derrumbamiento.
La historia nos confirma que las actuales Casas Colgadas fueron desde sus inicios, la residencia de verano del Arráez encargado de regir y gobernar la ciudad de Cuenca en la época de dominio musulmán. Este venía a ser un caudillo o jefe árabe que regia la ciudad, habiendo elegido aquel lugar pr tratarse del más pintoresco y el más protegido de todos.
Una vez tomada la ciudad de Cuenca por el rey alfonso VIII, éste fijó su residencia poco después en ella, en donde estuvo la Corte de Castilla a lo largo de diez años. Igualmente tomo las Casas Colgadas como palacio de verano, pues en aquella época las temperaturas en el estío solían ser muy altas, aparte de haber sido elegidas por Leonor de Lancáster, esposa del rey, ya que le agradaba contemplar desde sus balcones aquella panorámica inigualable.
Cuando hacían acto de presencia los rigores del frío, la Corte se trasladaba al Castillo, inexpugnable reducto fortificado, verdadera sede y palacio de Alfonso VIII. Durante los diez años que su corte itinerante permaneció en la ciudad, éstos dos lugares fueron los preferidos para su residencia habitual.
Como rey tenía que pasarse mucho tiempo fuera de Cuenca, pero cuando permanecía en la ciudad se preocupaba de organizar Justas o Torneos, que eran unos juegos a caballo en los que sus caballeros acreditaban se destreza en el manejo de las armas. Normalmente se celebraban con motivos de fiestas cortesanas, así daba realce a su celebración y al mismo tiempo servía de entretenimiento a los que participaban en los ejercicios guerreros, ejercitándose en el duro arte de la guerra.
El lugar escogido para celebrar estas Justas fue el espacio que había ocupado el campamento cristiano cuando pusieron sitio a la ciudad, ubicado en el llamado Campo de San francisco, en donde hoy se halla emplazadas la Diputación Provincial y la Parroquia de San esteban y San francisco.
Allí los caballeros solían combatir a caballo , en un terreno cercado de madera, separados por una valla, con objeto de evitar choques de sus monturas. En estos juegos utilizaban armas y armaduras distintas de las llevadas en las guerras, pues por ejemplo, las lanzas no llevaban el hierro normal, sino el "roquete" que no hería al adversario, sólo lo derribaba. Igualmente llevaban armaduras reforzadas con piezas dobles, por lo que no era fácil ser herido, pues lo único que se perseguía era derribar al contrario para demostrar la destreza en el manejo de las armas.
Una especie de tribuna o plataforma elevada estaba situada en un lateral donde los reyen presenciaban los combates, en los cuales nunca participó Alfonso VIII, aunque se aseguraba que sí lo hacía días antes, cuando entrenaban los caballeros participantes. En ellos demostraba siempre su alta preparación y arrojo, pues todos temían enfrentarse a él, dado que afirmaban se trataba de un verdadero caballero experto en el manejo de la espada y de la lanza.
Otro espectáculo que implantó el rey fue "correr los toros", ya que por primera vez se hizo conmemorando la conquista de la ciudad, celebrándose en la Plaza Mayor, pues quiso Alfonso VIII que sus soldados se solazaran , se entretuviesen con los juegos de unos toros o vacas, unas veces sueltos y otras amarrados a una marona que, de manera experta movían los "maromeros" encargados de correr las reses.
Después se vieron en la necesidad de cambiar el lugar de aquella popular fiesta, dado que se iniciaron las obras de construcción de la Catedral, y la primitiva zona estaba ocupada. Para ello eligieron correr los toros a ambos lados del río Huécar, por sus riberas, o bien a caballo o por los corredores a pie. En aquel lugar estos festejos solían ser más divertidos, puesto que muchos de los que corrían las vacas o toros terminaban cayendo al cauce del río evitando así ser cogidos por alguna de éstas. Aunque también es verdad que en muchisimas ocasiones las vacas iban igualmente al agua sigiendo a los corredores que las acosaban.
Estas fiestas que año tras añosse hacían más populares, llevaban mucha gente a tan singular "coso taurino". Este se extendía desde el comienzo de la hoz hasta el espacio comprendido entre el Cerro Socorro y los barrios de San Martín y Santa Catalina. El gran número de espectadores que atraían estos festejos, normalmente se instalaban en las subidas a los citados barrios y de manera especial en las laderas del Cerro Socorro. Se cuenta que siempre había algún herido, bien por haber sido cogido por alguna de aquellas vacas de cuernos albultados o por caídas en las continuas carreras que hacían.
El deporte más practicado por el rey era la caza, de manera preferente la caza mayor, para lo cual se organizaban batidas de montería sirviéndose de caballos y enormas jaurías de perros para acosar a las piezas. Previamente preparaban redes y trampas, después se persegía a los animales instigándoles a que siguiesen un determinado recorrido por donde estaban instaladas éstas. Por toda esta zona abundaban el jabalí y el zorro, así como el lobo y el ciervo; para hallar estos dos últimos había que adentrarse mucho más en la serranía, en sus zonas boscosas.
También practicaban el dífil arte de la cetrería, utilizando el halcón peregrino, ave rapaz muy util en la caza, cuando se hallaba bien domesticado. La fortaleza de sus garras y e vuelo rápido que practicaba hacía de ésta rapz un enemigo temible en la caza de la volatería, ya que era tierra de palomas y perdices, así como palomas torcaces.No obstante se solía cazar con este mismo animal algunas que otras liebres y conejos camperos.
Al estar instalada la Corte en Cuenca este hecho hizo posible que se poblase con cierta rapidez, pues la concesión del Fuero de Cuenca, denominado por expertos como "pieza de gran importancia en la Historia del Derecho Español", al coneder una serie de exenciones y privilegios a los que viviesen en la ciudad, logró que Cuenca fuese la "tierra prometida" por muchas familias que habían perdido sus hogares en aquella interminable lucha con los árabes, los cuales todo lo habían arrasado.
Por lo cual, la "Casas Colgadas", tiene una relación directa con la Corte Real, ya que aquellas construccciones que incitaban al ingenio,retaban a la verticalidad y dba como resultadouna ciudad de embrujo donde la rocadefine como lugar único por su solidez, habiendo sido bautizada como " prodigio arqutectónico", en donde todo es fantasía, creatividad, encanto,brujería y un buen ejemplo de sana imaginación.
En este tipo de construcciones, las casas parecen besarse por los tejados y asomarse por sus balcones volados, como si estuviesen jugando continuamente al escondite con las leyes de la gravedad. En Cuenca, éstas no existen, aquí las casas se han hecho con "leyes de necesidad", olvidandose la plomada y de la geometría, buscando lo utilitario y su validez para morar. Sólo hizo falta de fantasía , sólo fantasía, mucha fantasía.
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